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A veces necesito creer. Necesito creer que algo bueno va a salir de todo esto. Que mi decisión, aunque no va a cambiarme, conseguirá hacerme mejor. Quiero creer que algún día podré decir, si te supere, ya no me improtas, ya no te pienso, ya no te necesito, ya no nada. Hoy por hoy, confío en que ese día llegará. Tardará, sí, pero necesito que mi parte optimista pueda creer que el cambio es posible y, que tras las paredes en las que hoy estoy en cerrada, el sol brilla, las flores florecen y mi felicidad espera. Y sí, saldré ahí. Saldré a rescatarla y me la llevaré a casa, de vuelta a mi vida. Hoy mi parte positiva y racional quiere salir, y yo quiero dejarla. Simplemente recordarle que por mucho que me niegue lo siga intentando porque gracias a ella puedo vivir momentos sin tormentos, o al menos sin tantos.