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And no one understands you

A veces cierro los ojos e intento imaginar cómo sería mi vida si no tuviera miedo. Si supiera ponerme a mi antes que a los demás, o si le diera prioridad a lo que yo siento. Sé que tengo gente a mi lado, que me acompaña en cada paso que doy, que me aconseja o que me da la razón. Pero lo que hago no siempre es lo que quiero, aunque no se lo diga a nadie. Estoy segura de que si no me costara tanto darle lugar a mis ganas, la vida sería más fácil. Olvidate. Todo el tiempo tengo que complicar cosas que son simples. Darles una vuelta de tuerca, y trasformarlas en un dilema, cuando no debería ser así. Y me termino confundiendo. No sé para dónde ir. Me olvido de quién soy, y no sé ni lo que me hace bien. Algunas veces, ni quiero saberlo. Es bastante jodido vivir sabiendo que la única persona capaz de complicarte la existencia, confundirte y hacerte sentir miserable, sos vos mismo. Y es así, no paro ni un minuto de ponerme barreras, o de cuestionarme si realmente estoy haciendo bien las cosas, porque tengo demasiado miedo como para andar así nomás, esperando a ver lo que el destino me depare. Y cuando algo falla, parece el fin del mundo. ¿Para eso sirve pensar antes de actuar?, ¿para que todo te salga mal? Ahora, por ejemplo, me gustaría aceptar de una vez lo que estoy sintiendo por él. Aceptarlo y terminar con el "no, pero puede ser que...". Basta. Así es cómo me siento, no puedo perder más el tiempo intentando buscarle la vuelta, porque es algo muy simple. ¿De verdad quiero que me esté pasando esto? No. La realidad es que me va a complicar bastante las cosas. Pero por una vez en mi vida quiero dejar que suceda lo que tiene que suceder. Y si me tengo que morir con esto adentro, ya está. Prefiero que sea así antes que seguir negándomelo a mi misma.

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